En un club de golf y junto al cordón cordillerano se implanta una vivienda de dos niveles adaptable a los usos de la vida cotidiana y el trabajo. Cada espacio interior fue pensado en función de las visuales.
Flexibilidad de usos y conexión con el entorno La Casa de María es una vivienda localizada en un club de golf con vistas privilegiadas en dirección del cordón montañoso de los Andes, así como también al gran paisaje que conforman los viñedos circundantes. Cada espacio interior y exterior se pensó en relación a estas vistas panorámicas, intentando generar una conexión franca con el entorno.
La vivienda se proyectó como un encargo. Se trata de una familia conformada por tres miembros que solicitó una casa funcional fácilmente adaptable, tanto a las necesidades propias de la vida cotidiana como a su ritmo de trabajo.
El resultado de este encargo fue una vivienda de dos niveles: en planta baja se desarrolla un living-comedor y una cocina (ambos conectados entre sí), además de dormitorios y dependencias que están ubicados en la parte trasera.
De acuerdo al encargo, en la planta alta de la casa se dispone un espacio de trabajo tipo estudio que cuenta con un ingreso diferenciado en el exterior, al que también se suma un segundo ingreso interior.
La Casa de María es una construcción tradicional conformada por una estructura de hormigón armado, mampostería de ladrillos, cubiertas metálicas y de losa; y carpinterías de aluminio doble.
Con paleta de colores naranja, púrpura y escala de grises, se le terminó de dar la unión que sugerían los tonos del atardecer mendocino, con el enclave privilegiado de la vivienda.
Esta casa fue una de las primeras en terminarse de construir en el barrio cerrado Las Paredes, integrándose muy bien en el entorno por su morfología simple y sus colores.
